Consejos de belleza para principiantes




¿Cuántas amigas jamás se han puesto una crema, pero ahora que pasan los 30 o bordean los 40 te preguntan de golpe qué usás?

El cuidado de la piel es uno de los mejores hábitos que podés adoptar, porque lo vas a capitalizar toda la vida. Primer consejo: el mindset es clave. No se trata de una obligación, sino de un placer.  Un rito, no una simple rutina. Meditar frente al espejo cinco minutos a la mañana y a la noche te mantienen en eje todo el año. 

Por eso, una vez que empezás, no querés parar. La constancia no solo garantiza la eficacia de los productos que usamos, sino también nuestra propia felicidad. Porque en cuestiones de piel, la paz interior empieza por afuera. 
 

1. Encontrá la rutina que más le guste a tu piel ¡y no la abandones!

Cuando hablamos de cuidar la piel, la rutina es pura pasión. No es fácil encontrar la indicada, pero una vez que lo hacés no la vas a dejar nunca… hasta que pase el tiempo y tengas que volver a ajustarla. La piel siempre habla y una buena compañera de su propio cuerpo tiene que estar ahí para saber escucharla. ¿Qué le gusta? ¿Qué la irrita? ¿Qué necesita para poder brillar? 

2. Menos no es más, pero es algo

Que la ambición no nos juegue en contra. Hay mejores y peores productos (y en esto el precio no siempre garantiza la calidad), pero ninguna crema, por excelente que sea, nos va a funcionar si antes no nos lavamos bien la cara. Todo empieza por la limpieza y sigue por la hidratación. Recuerden: una piel sucia es una piel impenetrable y una piel que tiene sed es una piel incomprendida. Una buena rutina responde a dos preguntas clave: con qué me lavo la cara y con qué la hidrato. Una vez que le agarres la mano a este mínimo indispensable, vas a ir agregando productos con un placer sin igual. No hay nada mejor que mimar a la piel con vitamina C, sueros, antioxidantes, etc. Siempre consultá primero con tu dermatóloga de confianza.

3. A la hora de elegir una línea, la fidelidad es un valor

Cuidar la piel es un compromiso diario que no solo exige disciplina, sino también esfuerzo. Si estamos dispuestas a invertir en nuestra piel, podemos tomarnos el tiempo de elegir con cuidado la línea de productos que mejor vaya con ella. Acá la clave es probar un kit de limpiador, hidratante y sérum, para que sus efectos se potencien y logres resultados espectaculares.

4. Que nadie te saque de tu eje: ¡sé consistente!

Realizar la rutina de piel no es un esfuerzo diario, es un gusto que nos damos. Frente al espejo, el mundo desaparece. Desaparecen los problemas y aparece el amor que nos damos a nosotras mismas. Por eso nada de juicios, nada de mirarte la nueva arruga, nada de retarte por ser mortal y sensible al tiempo y a la gravedad. Amar la piel es amar el cuerpo, conocerlo y cuidarlo. Que nada te arruine tu momento, ni las obligaciones del día, ni tu estado de ánimo, ni los juicios o prejuicios que tengas sobre tu cara. A medida que pasen los días y acumules esos minutos diarios de autoamor, tu cerebro solo va a ir entendiendo y reproduciendo en tu corazón la felicidad. 

5. Nunca, nunca, nunca te olvides del protector solar

No importa que sea invierno, no importa que esté nublado: el sol y la resolana son dañinos para nuestra piel todos los días del año. ¿Nos da pereza que sea así? Nos da pereza. ¿Nos gusta sentir el sol en la cara y nos da bronca no poder hacerlo sin protector solar? Nos da bronca. Pero no todo en la vida es una satisfacción y está bien abrazar los pequeños sacrificios con entusiasmo. Hay protectores que son fluidos, suaves, y que encima nos dejan la piel más linda que antes de usarlos. Prueben BB creams que los tengan y acepten esta realidad, que el sol siempre está, aunque tengamos protección 50. 




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