Dicen que Gabriel García Marquez comió gelatina de postre todos los días durante años, pero no todos los mortales somos animales de rutina tan perfectos. Menos que menos cuando hablamos de hacer ejercicio. No solo es importante variar el tipo de actividad física que hacemos para no aburrirnos y abandonar al segundo mes, sino que nuestros cuerpos necesitan en distintos momentos de distintas cosas. A veces nos hace falta tonificar, otras hacer cardio, otras levantar peso, otras estirar.
HIIT
Transpirar es salud, y para eso están los ejercicios de cardio: oxigenamos el corazón y quemamos grasa. ¿Qué es HIIT? High-intensity interval training, es decir, un entrenamiento tan intensivo que no puede sino tener intervalos. Eso sí, los intervalos son cortísimos. Por ejemplo, hacés una series de ejercicios súper power (quién no le teme a las sentadillas con salto) durante 45 segundos, descansás 15 segundos (oh bendición), metés otros 45 de dominadas, descansás 15, hacés 45 de flexiones con aplauso… Ideal para hacerlos bien temprano, y más si tenés poco tiempo. Es efectivo, te despierta y te llena de energía. Lo que sí, ojo con las rodillas. No a todos les hace bien el alto impacto.
Yoga power
Lo que yoga le hace al cuerpo es un service holístico: al estirarnos y respirar, alcanzamos niveles de tonicidad más profundos. Los pulmones se oxigenan, el cerebro también. Las emociones se estabilizan o encuentran mejor cauce. Es una cuestión de eje y de equilibrio, dos condiciones que mejoran enormemente la salud del cuerpo femenino. No transpirás (o al menos no como haciendo cardio), y aún así tonificás los músculos. Si estás menstruando o a punto de menstruar, esta es la actividad que te va a agradecer tu cuerpo.
Box
No hace falta subirse al ring. Con pegarle a una bolsa alcanza, sobra y hace bien. Girar, rotar y dar golpes con los pies en movimiento y el abdomen duro van a hacer que tus abdominales inferiores y oblicuos se luzcan como nunca. El impacto contra la bolsa es clave: tu cuerpo absorbe el shock y así se construye la fuerza.
Baile
La música te hace olvidar que estás haciendo deporte. La mente lo agradece y el cuerpo también. Se recomienda bailar como forma de precalentamiento, y también para relajarse, soltar malas energías, y ayudar a que la sangre circule mejor por todas partes. No hace falta salir a la plaza más cercana, aunque sus clases de zumba sean definitivamente el mejor antídoto contra la depresión. También podés poner tu lista preferida de Spotify y sacudir los huesos en el living de tu casa. Bailar da felicidad, es infalible.
