El poder de recibir y aceptar un halago




Los halagos a veces pueden resultarnos incómodos. Anhelamos la validación y queremos agradarle a la gente, ¿por qué entonces cuando otros expresan lo que les gusta de nosotros, ya sea sobre lo que hacemos, lo que llevamos puesto o cómo nos vemos, nuestra reacción instintiva es tirarnos a menos? ¿Por qué nos ponemos evasivos frente al halago? ¿Por qué tendemos a negárnoslo? ¿Tanto miedo nos da parecer narcisistas? 

 

Quizás no queremos parecer engreídos. Pero, ¿por qué deberíamos castigar al que nos hace el halago, si es un acto de amabilidad? Después de todo, siempre es más fácil amar a los demás cuando sabemos cómo amarnos a nosotros mismos. Reconozcamos entonces el poder de cambiar las malas costumbres de nuestros instintos sociales.

 

Cualquier psicólogo entiende esto mejor que nadie. Aceptar un cumplido es en realidad un gesto de amor, es abrirse a una conexión cálida y acogedora con otra persona. Un halago es una ofrenda. Aceptarla es corresponder y difundir la positividad que la impulsa, es una manera de alentar y prolongar amabilidad y generosidad. Pero no es tan fácil.

 

Hay estudios de investigación científica que nos enseñan que las personas solo aceptan cumplidos una de cada tres veces. Esto se debe a que no saben recibir halagos porque estos no concuerdan con la narrativa interior y terminan alterando su percepción de sí mismos. 

 

No aceptar cumplidos es nuestra manera de mantener y perpetuar un diálogo interno negativo con nosotros mismos. Ignoramos un cumplido como si nunca hubiera sucedido. Rechazamos la noción de que en realidad podríamos ser buenos en algo. Inconscientemente, rechazar un halago es una forma de preservar nuestra historia personal, incluso si es negativa. Solo escuchamos lo que confirma nuestras creencias preexistentes.

 

Hacer lo contrario -es decir, aceptarlo- nos ayuda a cambiar nuestra narrativa mental. Esto no significa que tengamos que volvernos vanidosos o narcisistas. Los psicólogos explican que aprender a recibir cumplidos es un acto de amor propio. Nos permite tener una mente abierta y adoptar la perspectiva de otra persona como una nueva verdad potencial sobre nosotros mismos. Se necesita valor para poder considerar estos puntos de vista y responder a ellos con aceptación. 

 

Estar mejor predispuestos a aceptarlos no significa que vayamos a empezar a considerarnos de inmediato como seres innegablemente fantásticos. Tiene que ver, más bien, con permitirnos pensar que otras personas tienen diferentes perspectivas. Estar abiertos a las perspectivas positivas sobre nosotros mismos, a su vez, nos permite ser más flexibles acerca de las perspectivas de los demás en general, y a ser más benevolentes con nosotros mismos.

 

Aprender a aceptar e incorporar un cumplido no solo es gratificante para quien lo hace, sino que también puede sorprender al que sabe recibirlo con una sensación de bienestar. Aquí hay algunas formas para practicar cómo aceptar un halago en una conversación:

“Gracias” (Sí, tan simple como eso).

“Qué lindo que hayas notado eso de mí”.

“Me hace muy bien lo que me decís”.

“Me alegra poder ayudar”.

 

Pueden parecer consejos sencillos, pero ¿por qué debería ser más complicado? Sobre todo cuando la mayoría de las veces nos resistimos a responder con un simple agradecimiento.




Productos




Tags


autoestima valor relaciones bienestar salud emocional


Te puede interesar





















NEWSLETTER

Recibí todas las novedades

Suscribite a nuestro newsletter semanal y recibí ofertas imperdibles!